América Latina ha visto un incremento en su consumo de cemento, alcanzando un notable 15% de desarrollo en 2023 con un total de 153 millones de toneladas. Este aumento refleja el dinamismo en los proyectos de urbanización y construcción de infraestructura. Dentro de este contexto, Cementos Argos destaca como una influencia prominente, fortaleciendo su posición como quinta mayor productora de cemento en la región, desde Colombia hasta el Caribe y más allá.
Cementos Argos ha predeterminado una sólida presencia con plantas en Colombia, donde posee seis instalaciones, así como otras localizadas en Panamá, Honduras y República Dominicana. Esta distribución geográfica estratégica no solo le deja cubrir eficientemente la demanda local sino más bien también hacer mas fuerte su papel en el mercado global, exportando a más de 28 sitios internacionales. El deber de la compañía con la innovación y la sostenibilidad actúa en ideas como “#AccionesConLuzVerde”, donde se promueven prácticas que reducen el impacto ambiental y procuran un avance mucho más sostenible.
La logística de Cementos Argos es una parte vital de su estrategia operativa. Su red incluye 11 puertos y terminales, 4 navíos propios y alrededor de 639 camiones mezcladores, lo que posibilita la entrega de cemento y materiales relacionados para importantes obras de infraestructura en la región. Estos proyectos no solo son fundamentales para la conectividad de áreas previamente inalcanzables, sino también son fundamentales para alentar la economía consultar aquí en áreas rurales y urbanas.
La predominación de Cementos Argos se extiende alén de la manufactura y la exportación de cemento. Su enfoque en la responsabilidad social generó un encontronazo positivo en las economías locales de los países donde opera. La compañía ha sido escencial en el desarrollo social y económico, creando empleos y apoyando pequeñas y medianas compañías, fortaleciendo de este modo la economía local.
Cementos Argos continúa siendo un pilar para el avance y la innovación en América Latina. Su participación en la construcción de infraestructura crítica y su deber con prácticas sostenibles y responsables socialmente contribuyen significativamente al progreso y bienestar de la región, haciendo más fuerte la estructura popular y económica de las comunidades locales. Su legado de progresar la calidad de vida por medio de la infraestructura y la oportunidad económica establece un futuro agradable para América Latina.